Existen diferentes perspectivas desde las que abordar un artículo que hable sobre el Agua, recurso natural fundamental que constituye la base de la vida, tal y como hoy la conocemos.

 

Texto de Arantza Figueredo Delgado

 

En Este artículo, por tanto, va a ser elaborado a modo de introducción a la temática Agua, tratada desde una perspectiva global, social e interrelacionada con grandes problemas globales que, en la actualidad, necesitan seguir siendo tratados para una mejor supervivencia y desarrollo del ser humano como especie, y de la vida en el planeta.

En este sentido, no nos podemos olvidar de que, cuando hablamos del derecho al agua, se habla del derecho a un medio ambiente equilibrado, del derecho a la salud, así como de la necesidad de una regulación que favorezca el derecho a una alimentación adecuada. También es fundamental, desde ya, actuaciones destinadas a afrontar retos tan importantes como el cambio climático, y su relación con los recursos hídricos. 

De esta forma, se pone de manifiesto la gran componente transversal y multidisciplinar, que presenta este tema, que envuelve todas las facetas anteriormente mencionadas, y donde programas de prevención, resiliencia, adaptación, así como estrategias de actuación, deben ser estudiadas y puestas en marcha, desde un nivel local, hasta las escalas más amplias, dado que estamos hablando de un recurso natural interterritorial y transfronterizo, donde las actuaciones realizadas en un área, repercuten directa e indirectamente, y tanto cualitativa como cuantitativamente,  en zonas alejadas de la misma. Es necesario, por tanto, cuando se trabaja con este recurso, tener presentes, siempre, escalas más amplias y globales, que aquellas referentes a aquellas, propias, de cada zona de estudio.

También es importante decir que, existen grandes diferencias, tanto en la abundancia de este recurso como en su accesibilidad, calidad y uso, entre países, y a mayor escala, entre continentes, donde cada región camina a un ritmo diferente y, por tanto, enfrenta problemáticas distintas. De esta forma, a pesar de que existe una similitud en la causística de muchos problemas y sus consecuencias, los caminos a recorrer pasan por procesos y recorridos diferentes.

No obstante, existe una situación común, y que nos afecta a todos, y es que la demanda mundial de agua dulce, dobla cada 20 años, y que aproximadamente el 40% de la población mundial no tiene acceso a agua limpia. Si esta situación continúa, en el año 2.025, cuatro billones de personas no van a disponer de agua para poder cubrir sus necesidades básicas.

De forma paralela a esta grave situación, en las últimas décadas, ha ido amentando la visión de este recurso natural, única y exclusivamente, desde una perspectiva económica, que de un lado, visibiliza la necesidad de preservación de este recurso para el mantenimiento , tanto de la vida, como de nuestras actividades productivas, pero de otro lado trata esta materia, al igual de lo que ocurre con otros recursos, mayoritariamente, como una demanda económica, dejando de lado su necesidad como bien esencial y común, y priorizando sus posibilidades para la obtención de un lucro, sujeto a los vaivenes del mercado, lo que ha ido generando una espiral de segregación de personas, comunidades y sociedades, en función de sus capacidades económicas de consumo.

De esta forma, se desarrolla, y cada vez más, un contexto de exclusión hídrica, al que se encuentra sometida una gran parte de la población mundial, bien sea por la propia escasez de recursos hídricos, bien por problemas relacionados con la gestión y/o una mala distribución de este recurso. 

En este contexto, problemas como la contaminación, desertificación, y/o cambio climático, aumentan aún más, consecuencia de la mentalidad excluyente de una economía neoliberal, empeñada en transformar el agua dulce en mercaduría, aprovechándose de la necesidad elemental de este elemento para la humanidad, y del temor que ocasiona la escasez de un agua de calidad, apta para su consumo y/o uso.

De esta forma, una realidad mundial, marcada por este pensamiento unidimensional de mercado, coloca una vez más en riesgo la vida, no solo desde el punto de vista del cumplimiento de unas condiciones mínimas para la sostenibilidad de población, comunidades y y ecosistemas que las sustentan, sino aportando fuentes importantes de exclusión, de conflictos y violencia, consecuencia de diferencias en el acceso a las fuentes de agua dulce, al tratamiento de las aguas residuales, lo que representa graves riesgos para los equilibrio entre poblaciones, locales, nacionales e internacionales.

La forma de poder revertir esta situación pasa por establecer una racionalidad en el uso y conservación de las aguas dulces en nuestro planeta, así como por garantizar su acceso, como derecho humano fundamental, siendo este un gran desafío para este siglo. 

Asimismo, estamos ya asistiendo al comienzo de un proceso de crisis climática, que conlleva cambios importantes en la distribución de nuestros recursos naturales, entre ellos el agua, lo que contribuirá a un aumento de los conflictos existentes en materia de seguridad, movimientos poblacionales, accesibilidad a los recursos básicos, alimentación, salud y demás.

Resulta imprescindible, por tanto, un abordaje de los problemas diferentes, siendo este el caso del agua, desde perspectivas más amplias, multidisciplinares y conectadas, que permitan aumentar conocimiento, educación, de como funcionan los procesos fundamentales para la vida, facilitando un adecuado acceso, mantenimiento y cuidado de nuestros recursos, desde una perspectiva comprometida con el ser humano y el planeta del que forma parte, dejando de lado la aplicación del mercado capitalista en el control y regulación de nuestros recursos naturales.